En este artículo nos enfocarnos en el camino y las posibilidades de reducir nuestra Huella de CO2 procedente de los combustibles fósiles desde el marco general del cuidado de todas y todo en este Planeta finito del que somos parte y, a la vez, guardianas de su cuidado.
En artículos anteriores hemos hablado de los combustibles fósiles desde diversas perspectivas: su procedencia del ciclo del carbono que es la base de la vida, las movilizaciones mundiales para caminar hacia la descarbonización y su importancia para que no se aumente la temperatura mundial 1,5ºC. [1]
Un marco: el cuidado de todas y todo
La ruta que nos enfoca hacia la limitación de nuestra Huella de CO2 procedente de los combustibles fósiles, necesita un marco general: el cuidado de todas y todo. Sin esta perspectiva, nos va a ser prácticamente imposible una transición justa. Desde el humanismo y también desde nuestra mirada cristiana, la lucha contra el cambio climático se funda en la espiritualidad del cuidado amoroso de toda la creación [2]. Y esta nos abre a la ineludible necesidad de proteger el orden natural con el fin de que el Planeta mantenga su capacidad natural de regenerarse y de dar vida a todas, en el presente y para las generaciones futuras.
Necesitamos este enfoque positivo desde el que, la balanza entre reducir o no reducir, nos lleve a comprometernos, unidas a otras, hacia este objetivo común. Considerando la ganancia: el cuidado de tantas vidas que ahora mismo están en peligro y de tantos pueblos empobrecidos que aún no tienen la energía necesaria en su vida cotidiana. Caminar hacia la descarbonización porque las miramos amorosamente. Valorando nuestras posibilidades, las posibilidades, finitas, de nuestra Madre Tierra. Porque los combustibles fósiles, han sido y son aún un factor importante en el ‘desarrollo’ tal como hasta ahora lo hemos concebido. Por ejemplo, han facilitado la creación y fabricación de productos, la accesibilidad a la energía y a su transporte a un precio relativamente más bajo, al comercio mundial y el acceso a los viajes de largo recorrido para millones de personas. ¡Con muchos claroscuros! Porque las crecidas ganancias, la codicia de quienes llevan los hilos de la extracción y la producción, ha fomentado la explotación desmesurada de los recursos y la brecha mayor entre ricos y pobres.
¿Por qué centrarnos en los combustibles fósiles?
En la actualidad, una mayoría abrumadora de científicos y de investigaciones independientes [3] sostienen que estos combustibles son responsables de un 80% de las emisiones mundiales de CO2 y de otros gases de efecto invernadero (cf. informe IPCC), causa principal del cambio climático global. [4] Así lo reconocieron en la COP 27 de 2022, como señala el Papa Francisco en la Exhortación Laudate Deum de este año 2024 [5]. Y ya en 2015, él mismo afirmaba en la Encíclica Laudato Si’ n. 23: “numerosos estudios científicos señalan que la mayor parte del calentamiento global de las últimas décadas se debe a la gran concentración de gases de efecto invernadero (anhídrido carbónico, metano, óxidos de nitrógeno y otros) emitidos sobre todo a causa de la actividad humana.” Podemos ver algunos datos en la infografía para descargar al final de este artículo.
Además, la tendencia al uso creciente de combustibles fósiles se ha agudizado con la guerra de Ucrania, para compensar el menor suministro de energía en varios países europeos, están recurriendo al carbón, aunque desde 2021 se había reducido. Por otra parte, las guerras en sí mismas, directa e indirectamente, son una fuente de emisiones de CO2, a causa de la contaminación de tantos materiales que se destruyen y que sirven para destruir, que además tienen una elevada huella de CO2 en su fabricación, transporte, etc. Igualmente, países en desarrollo como China, India e Indonesia, aumentaron la producción de carbón en los últimos años.
Siguen siendo actuales las palabras del Papa Francisco “Muchos de aquellos que tienen más recursos y poder económico o político parecen concentrarse sobre todo en enmascarar los problemas o en ocultar los síntomas, tratando sólo de reducir algunos impactos negativos del cambio climático.”. [6]
Al mismo tiempo y, aunque apenas se hable de ello, existe un proceso de agotamiento de los yacimientos buenos de estos combustibles fósiles y los nuevos yacimientos no cubren la demanda. Cada vez es más difícil su extracción, con más costos y menos pureza. Por este motivo, más que por la crisis climática, la extracción de petróleo ha bajado sobre un 50% en los últimos 10 años [7]. Y especialmente preocupante es la disminución de la producción de diésel, tan necesario para la maquinaria y fábricas, de difícil sustitución por energías renovables. El mismo proceso, aunque en menor medida, sucede con el gas y carbón. También el uranio está en proceso de caída extractiva. No son datos nuevos, se conocen desde hace décadas.
¿Qué implica su reducción?
Cambiar los combustibles fósiles por energías y materiales totalmente renovables es actualmente inviable y tampoco sería sostenible. Necesita materiales que escasean y aún es difícil el almacenaje y distribución eficientes de estas energías. En este sentido, hemos de preguntarnos, por ejemplo, si los huertos solares masivos que inhabilitan el suelo agrícola son realmente sostenibles cuando necesitamos mantener nuestra soberanía alimentaria y colaborar a la producción agrícola cercana conservando las pequeñas y medianas explotaciones que nos abastecen con alimentos con la menor huella ambiental posible. La reducción de estos combustibles pasa también por la reducción de la producción y el cambio en los consumos, no por demandar la misma producción y consumo procedente de renovables.
Se trata de caminar valientemente al paso más rápido posible para reducir significativamente nuestra huella de CO2. Por tanto, la primera medida es no aumentar estos combustibles. En este sentido está la iniciativa para promover un “Tratado de no proliferación de combustibles fósiles” (TNPCF) [8] iniciada por la sociedad civil y líderes de diversas comunidades religiosas y espirituales de todo el mundo, y también promovida por la Plataforma de Acción Laudato Si del Vaticano. Su objetivo es promover una transición justa para todo trabajador, trabajadora, comunidad y país para la eliminación progresiva de los combustibles fósiles. Comprometiendo a los responsables políticos y sociales. Esta campaña es una acción propuesta para el Tiempo de la Creación 2024. [9]
Ciertamente se necesita una verdadera cooperación internacional ya que los países que aumentan sus emisiones de CO2 son, en buena medida, los países emergentes o bien los países empobrecidos que buscan el acceso a la energía y al desarrollo que no tienen. Se precisa una cooperación sin precedentes para ayudarles a conseguir su desarrollo sin comprometer a las generaciones futuras.
Además de esta cooperación, está en juego nuestro modo de comprender el desarrollo, el progreso porque, los expertos nos están diciendo que es posible reducir nuestra huella de CO2 sin perder el bienestar y, ayudando a que los ciudadanos de otros países también alcancen un bienestar aceptable. Pero, para conseguirlo, tenemos que examinar la forma de funcionar de nuestro sistema económico [10] y emprender con urgencia aquellas medidas que nos permitan lograr una reducción significativa como son la diversificación económica, así como la producción y consumo de la mayor proximidad posible, abandonar la cultura de usar y tirar y de obsolescencia programada, optar por la economía circular, dejar de invertir en combustibles fósiles e implementar paulatinamente otras energías sostenibles. Sólo reduciendo un 10% el consumo de energía y de los materiales podríamos mantener nuestro nivel de vida.
Se trata de examinar los planes, a nivel gubernamental, industrial o familiar… Ver si adolecen de ese marco general del cuidado de todas al que he apuntado al inicio; es decir, si nuestros planes de desarrollo y de consumo, sólo apuntan al cuidado de los “míos”. Por ejemplo: reelaborar las normativas que solo apuntan a los cortos plazos, al plazo e intereses de la gubernatura actual. Y, en el mismo sentido, esa misma corta/parcial perspectiva que la ciudadanía podemos tener respecto a nuestras familias y entorno, incluso sin damos cuenta. Si ampliamos la mirada más allá, podemos ver las consecuencias de nuestro consumo de combustibles fósiles en aquellas personas que mueren cada año, en aquellas que deben marchar de su lugar de origen por el cambio climático, y en las especies de seres vivos que desaparecen continuamente, cerrando la posibilidad, por ejemplo, de nuevos medicamentos, entre otros efectos, como plagas, etc. en los ecosistemas. Y podemos ver el balance positivo de la no proliferación de combustibles fósiles para aminorar o revertir algunos de esos efectos. ¿Cuál es nuestro plan? Ojalá sea a favor de la vida.
Montserrat Fenosa Choclán, ccv, JPIC
Podéis descargar una infografía con más datos aquí:
14.infografia HCO2(IV) combust fosiles
Y descargar el artículo aquí:
HCO2-combust fósiles
NOTAS
[1] Cf. https://jpic.vedruna.eu/el-ciclo-del-carbono-base-de-la-vida/ ; https://jpic.vedruna.eu/proteger-a-las-mas-vulnerables/ ; https://jpic.vedruna.eu/cop28-unanima-afrontar-la-urgencia-de-la-crisis-climatica-sin-dejar-a-nadie-atras/ y https://jpic.vedruna.eu/lucha-mundial-para-acabar-con-los-combustibles-fosiles/ .
[2] Ver los artículos anteriores sobre los llamados del papa Francisco desde la espiritualidad y el compromiso eclesial para la descarbonización y la desinversión en combustible fósiles expresado en la encíclica Laudato Si (nn. 23, 25 y 165) y en la Exhortación Laudate Deum (nn. 10, 50 y 55).
[3] Entiendo por independientes, a los científicos especializados que no dependen de intereses de empresas gasísticas o petroleras, ni de fondos de inversión que se lucran con ellas. Y aquellas personas que, sin otros intereses económicos o de prestigio, son críticas ante algunos mensajes científicos u oficiales que promueven pasar a las renovables sin tener en cuenta otros factores.
[4] Cf https://unfccc.int/es/news/los-combustibles-fosiles-comprenden-la-mayor-parte-de-la-huella-ecologica-mundial
[5] LD 50: En la COP27 Sharm El Sheikh (2022) “hubo un claro sinceramiento reconociendo que los combustibles fósiles proveen todavía el 80% de la energía mundial y su uso sigue en aumento”. [6] Encíclica Laudato Si’ n. 26, 2015.
[7] Datos del CSIC español.
[8] Cf. https://fossilfueltreaty.org/esp Para firmar la petición bien colectiva o individualmente Carta de Fe para la NPCF: https://fossilfueltreaty.org/faith-letter
[9] Cf. pág. 10 del documento de incidencia para el Tiempo de la Creación 2024: https://drive.google.com/file/d/1dpKW04LMxeJB5DbH4O_zjbS1bYoay71B/view
[10] Cf Encíclica Laudato Si, n. 26: “…muchos síntomas indican que esos efectos podrán ser cada vez peores si continuamos con los actuales modelos de producción y de consumo. […] se ha vuelto urgente e imperioso el desarrollo de políticas para que en los próximos años la emisión de dióxido de carbono y de otros gases altamente contaminantes sea reducida drásticamente”.