En medio de tantos conflictos activos y la persistencia de graves violaciones de los derechos humanos, vemos que los constantes llamamientos del Secretario General de la ONU, de los Relatores y Grupos de Trabajo son, objeto de burla por parte de algunos Estados. Ante ello, quizás nos podemos decepcionar por la aparente incapacidad de las Naciones Unidas para lograr sus objetivos fundacionales y experimentamos con indignación los bloqueos unilaterales en el Consejo de Seguridad o los incumplimientos de los acuerdos. A pesar de ello, la ONU y quienes son testigos ante la ONU, la sociedad civil, siguen teniendo un papel fundamental.
Entre ellos y ellas nos encontramos las congregaciones religiosas que, desde diversas organizaciones y coaliciones trabajan incansablemente para acercar la realidad de las más vulnerables y reclamar justicia, paz e integridad de la creación a los representantes de los países.
Como Vedruna, formamos parte de la ONG Unanima International [1], una organización que define su misión así: “Abogamos en nombre de las mujeres y los niños que viven en pobreza extrema y sin hogar/desplazados, los migrantes y refugiados, las víctimas de la trata de personas y las cuestiones ambientales en Naciones Unidas, con el objetivo de educar e influir en los formuladores de políticas a nivel global”. A su vez, Unanima forma parte de JCoR, la Coalición de Religiosas/os y sus socios por la justicia global [2].
¿Realmente podemos incidir en la ONU para mejorar el mundo?
El Preámbulo de la Carta de Naciones Unidas, su carta fundacional, muestra la voluntad de las naciones en el año 1945: “Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra […], a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas, a crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados…, a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad…”.
Y ¿qué queda de este excelente empeño? Desde entonces, se han desarrollado una multitud de Tratados internacionales y Declaraciones, algunos de obligado cumplimiento, que sientan las bases para la posibilidad de pedir justicia y dignidad preventivamente o cuando estas se han violado. Muchas personas expertas independientes y voluntarias de la sociedad civil, trabajan dentro y ante la ONU para mejorar nuestro Planeta.
Una defensora de derechos humanos afrocolombiana, gravemente amenazada, respondió en una ocasión a la pregunta escéptica sobre si sirve la ONU para algo: “la ONU y sus tratados son como un salvavidas en el mar”. Queda mucho por pactar e implementar pero, la sociedad civil, dispone de mecanismos para su incidencia que podemos exprimir.
Por ejemplo, gracias a unos años de intenso cabildeo de las organizaciones y en buena parte de Unanima International para visibilizar a las personas y familias sin hogar, finalmente, muchas Agencias de la ONU y estados miembros lo consideran como uno de los focos prioritarios y, en la actualidad, lo apoyan tras 75 años sin dialogar sobre ello, y se está tratando de manera transversal en diversos foros. Porque el sinhogarismo que afecta a las personas, y sobre todo a familias, está creciendo en todo el mundo y precipita hacia otros tipos de violaciones y daños a las personas y sociedades, especialmente a las más vulnerables, mujeres y niñas y niños. Está relacionado con el tráfico humano, pero también con el empobrecimiento, la desestructuración social, los abusos, la violencia doméstica y la precariedad en la salud, entre otros.
Hacer visibles esas realidades ocultas, investigar su calado en la vida de las personas y pueblos, recoger los testimonios y llevarlos ante los foros de Naciones Unidas para que sean escuchados directamente por los representantes políticos, dialogar con los representantes de los gobiernos nacionales sea personalmente o en los grupos de trabajo y conferencias… Todo este esfuerzo de la sociedad civil es efectivo, es vigoroso para mover a la escucha, a una mirada compasiva y a la acción, aunque no es fácil. Esa es, en buena parte, el alma en esta macroestructura de la ONU. La que mantiene la verdadera alma de la ONU, las bases para las que fue creada. Esa alma que, como creyentes, bien podemos considerar inspirada por la Ruah a tantas personas a través de tantas generaciones.
Equipo Eje JPIC Provincia Vedruna Europa
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NOTAS:
[1] Unanima International tiene Estatuto Consultivo Especial ante el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) desde 2002 y representa a 23 congregaciones femeninas que comprenden 25.000 personas en 85 países. Web: https://unanima-international.org/
[2] Para saber qué es JCoR, cf. https://www.youtube.com/watch?app=desktop&v=nvVR6jcW49A o en su web: https://jcor2030.org/