La Economía Social empezó a estructurarse a mediados del siglo XX en respuesta a la desigualdad social provocada por el sistema neoliberal capitalista. Desarrolla proyectos y empresas cuyo centro son las personas, su inclusión y participación, por encima del lucro, con proyectos viables y sostenibles técnica y económicamente.
A menudo se la llama Economía Social y Solidaria porque promueve el cambio social combatiendo la pobreza, la desigualdad y la ausencia de respeto por el entorno. Se basa en una nueva forma de trabajar, de producir, distribuir y consumir, con la cooperación y el bien común, para satisfacer las necesidades individuales y globales, con los valores y criterios éticos de democracia directa, horizontalidad, transparencia, equidad, sostenibilidad y participación.
Los estudios confirman que estas microempresas son más flexibles para adaptarse a tiempos de crisis, por su funcionamiento y por la cohesión social que provocan: crean ocupación decente, prestan servicios, se vinculan al territorio, dan soporte a causas sociales y financian iniciativas de solidaridad con los países empobrecidos. Está formada por una multitud de empresas, cooperativas y fundaciones que encontramos en todos los sectores de la economía: alimentación, vivienda, energía, cultura, etc. a menudo vinculados a proyectos de comercio justo, monedas sociales alternativas, bancos de tiempo, mercados de trueques, … de la Economía Circular.
Vedruna seguimos implicadas en muchos de estos proyectos, a nivel voluntario, laboral, de gestión; e incluso hemos sido promotoras en la fundación de algunos de ellos como, por ejemplo, la Cooperativa Industrial Vedruna VEICO de Verdú (Lleida), empresa de confección que, desde 1972, da trabajo a mujeres en el ámbito rural. Este año celebran su 50º aniversario.