Nos hemos encontrado en el camino y…. hemos conversado. Nos hemos puesto a hablar despacio, mirándonos a los ojos.

La pregunta ha sido ¿Cómo nos sentimos acogidas en las familias donde trabajamos? ¿En la comunidad eclesial…? Y escuchamos sus gritos.

Una nos cuenta: “Es una gozada de familia, me ofrecen café y un pequeño descanso… Me siento como en familia, pero… no todas nos sentimos tan bien. Mi hermana trabaja en una familia donde come en la cocina, eso no importa, pero… come diferente a lo que come la señora, nunca hay carne o pescado en su plato”.

Se escucha otro grito: “A mí no me permiten utilizar el aseo y no soy la única…Tengo que llevar una compresa o salir a una cafetería para ir al baño… y consumir algo que no siempre me lo puedo permitir, y volver rápido a casa a seguir trabajando.” “El Covid ha podido influir…pero ya antes les ocurría esto mismo a otras compañeras mías…”

Y nos sorprende otro grito: “…Me llaman negrita, gorda…no me llaman por mi nombre y voy todos los días. Creo que voy a escribirlo en mi frente…También es verdad que la señora es muy mayor…”.

Se acerca otra muchacha y nos cuenta: “… al principio me costó hacerme…pero ahora estoy muy bien, me han hecho el contrato, me siento acogida por toda la familia, estoy interna con mis días libres y tengo amigas”.

Otro grito con dolor: “Acercarse a la Iglesia católica no me ha sido fácil, y soy católica de toda la vida. Yo quiero formar parte de la comunidad y colaborar, pero en cuanto me ven, me preguntan si necesito alimentos, trabajo… Y les digo: No, no …eso ya lo tengo gracias a Dios… necesito formar parte de la comunidad, colaborar y en cuanto llega la palabra colaborador la contestación siempre es la misma:  no nos necesitan. Me ha ocurrido esto en varias Parroquias…no en todas. Hoy estoy colaborando y estoy feliz…formo parte de la comunidad”.

¡Se oyen gritos de mujeres que  sufren violencia física y psíquica!

Se oyen los gritos de mujeres, ninguneadas, violadas, violentadas, asesinadas… Gritos de cerca y de lejos, pero es el mismo grito, ¡grito de mujer!

A las puertas del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres: ¡no, no y no.. A toda violencia!

Hilari Pagazaurtundua, ccv